Fue en 1972, con 20 años de edad, que este gran pugilista
deslumbró al boxeo. Y es que los Juegos Olímpicos de Múnich no solo
establecieron el inicio del dominio cubano que se vivió en el pugilismo amateur
durante las próximas décadas, cosechando tres medallas de oro, las primeras de
su historia, una de plata y otra de bronce. Sino que también colocaron a
Stevenson como el principal boxeador aficionado de peso pesado del mundo.
En su debut olímpico, el popular ‘Pirolo’ dejó fuera de
combate -de manera dramática- al experimentado boxeador polaco Ludwik Denderys. En los cuartos de
final le tocó vérselas ante el favorito de la competición, el campeón
panamericano Duane Bobick,
quien llevaba una racha de 62 victorias consecutivas y solo esperaba el oro
olímpico para acceder a un contrato millonario en el boxeo profesional. La prensa
norteamericana lo bautizó como la ‘Esperanza Blanca".
La pelea con Bobick fue el 5 de septiembre de 1972 y
fue transmitida en directo por la televisión cubana. En palabras del dirigente
de la federación estadounidense de boxeo, Robert Surkein, quien llevó equipos
de su país a varios Juegos Olímpicos: “el Stevenson que vi ganarle a Bobick en Múnich 72, era entonces
superior al Cassius Clay que ganó los 81 kilos en Roma 60, así como al Frazier
y al Foreman que ganaron en la categoría superior en Tokio 64 y México 68”.
En la semifinal, Stevenson se impuso fácilmente al futuro
campeón de Europa, el crédito germano Peter Hussing, la gran esperanza de los organizadores. Hussing
luego reconocería que, en sus 212 combates como boxeador aficionado, nunca
recibió tanto castigo como en esta pelea. “Uno no tiene tiempo de ver su derecha. Y cuando la ve, es porque la
tiene ya sobre el mentón”, declaró.
La superioridad de Stevenson fue tan avasalladora que -incluso-
la prensa comenzó a decir que el gran perdedor de los Juegos iba a ser su
oponente en la final, compromiso que recayó en el rumano Ion Alexe, pero éste no pudo pelear
por haberse lesionado un brazo en la otra semifinal. Así, Teófilo terminó
ganando su primera medalla de oro olímpica.
Su extraordinaria performance durante estos JJ.OO. también
le hizo merecedor a la Copa Val Barker, como el boxeador más técnico
de dichos Juegos.
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