Teófilo Stevenson fue un extraordinario atleta y un
personaje influyente en la política y el deporte mundial. Sin embargo, así como
su leyenda dentro del ring crecía, también lo hacían los mitos urbanos sobre
sus problemas de violencia y alcoholismo, cubiertos con un secretismo extremo
por el gobierno cubano para preservar al símbolo del ‘deporte revolucionario’.
En entrevista exclusiva para El Nuevo Herald de Cuba,
publicada en enero del 2006, la periodista Lisette Bustamente, muy conocida en
la isla en la década del 80 y que desertara en España en 1992, reveló que fue
violada por Stevenson en una habitación del Hotel Tritón de La Habana, luego
que éste ganara el Torneo de la Amistad de 1984 -una suerte de premio consuelo
para los países socialistas por su ausencia en los Juegos Olímpicos de ese
mismo año en Los Ángeles-, además de ser visitada -posteriormente- por agentes
de seguridad del Estado cubano, pidiéndole discreción total para no dañar la
imagen de la revolución.
El popular ‘Pirolo’ también protagonizó un incidente en el
aeropuerto de Miami, el 23 de octubre de 1999, cuando -en aparente estado de ebriedad-
le propinó un cabezazo a un empleado de la aerolínea United Airlines, el cual
le partió un diente, obligando la intervención de las autoridades.
La policía del condado relató que Stevenson “olía tremendamente
a alcohol”. El excampeón fue liberado tras pagar una fianza de US$ 12,500 e
inmediatamente emprendió vuelo hacia La Habana, vía México. Aunque, al no
presentarse -posteriormente- a la corte fue catalogado como prófugo de la
justicia. Una vez en la isla, la prensa resaltó la figura de su ídolo por haber
respondido valientemente a una “provocación de la mafia de Miami”.
“Lejos del ring, me cuesta trabajo decir cosas buenas de
Stevenson”, apuntó el historiador del boxeo Enrique Encinosa. “Algunas de sus
derrotas fueron con púgiles de escaso nivel. Se dejó usar por el gobierno
cubano y cumplió una misión de propaganda”.
Sin embargo, en un raro gesto de contradicción con la
política oficial, Teófilo se opuso fervientemente a que se condenara al olvido
a Rigondeaux, hoy convertido en campeón mundial profesional, luego de su
fallido intento de fuga durante los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro
2009. Además pidió públicamente que se le diera otra oportunidad para continuar
su carrera.
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